Redireccionando...

lunes, 17 de marzo de 2014

Los detalles de un reto

Si tuviera que definir Sophie et voilà! con un sólo vestido, lo tendría muy difícil, pero creo que éste podría cumplir la misión.

Esta es la historia de una novia extremadamente sencilla que tenía las cosas muy claras en su cabeza y de la que me siento especialmente orgullosa.

Una novia que entró en el Atelier pidiendo un vestido de mikado de seda (que es duro como el cartón) con mucha caída (impossible is nothing!)... Quería ser una princesa clásica y proyectar estilo al mismo tiempo. Estaba claro que íbamos a tener que trabajar duro... Y que íbamos a pasarlo muy bien.


Y todo esto sin renunciar a su propio estilo, claro. Media docena de novias en un mismo vestido, pero con un hilo conductor, no vale cambiarse de modelazo maravilloso; eso es trampa!! El reto continuaba agrandándose...

Para empezar,  quería ser una princesa: un volumen limpio y pomposo en un tejido adamascado, con mucha cola... con aspiraciones de Balenciaga (cometo herejía, lo sé...) para entrar en la Iglesia. 


Para el baile y las risas, quería verse estilosa y atractiva. Un vestido de crepe de seda tan sencillo como maravilloso. El desafío cada vez era más grande... Pero nos atrevimos con él. Y, aún a riesgo de parecer demasiado presuntuosa, creo que lo ganamos.


Hicimos un vestido como su segunda piel y lo cubrimos con una sobrefalda en caída. Llenamos sus puños y su espalda de botones minúsculos, a la antigua. Media hora abrochándolos con una horquilla... Pero es que para estar guapa hay que sufrir, como diría aquella, por lo menos, un poquito.


Y estos son los detalles del resultado. Una novia discreta y especial, elegante pero espectacular, correcta y atractiva a la vez. Parecía imposible, pero ella logró ser todo lo que quería.

Y así llega la historia a su fin... Colorín colorado, esta novia se ha casado!

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