Redireccionando...

viernes, 19 de diciembre de 2014

Regale un tocado

Me encanta mirar a la gente por la calle estos días pre-navideños... Todo el mundo corriendo como pollo sin cabeza a la caza del regalo perfecto... Qué le compro a mi cuñada? Qué talla tiene tu madre, cariño? Pero... Se puede cambiar si no le gusta? 

No dudo que todas queremos acertar con los regalos (bueno, vale, siempre hay alguno que va con mala idea...), pero hay algunos especialmente importantes, bien por la persona a la que se regala, o por el momento en que se regala. Tengo la sensación de que también, hay un momento perfecto y una persona perfecta para regalar un frasquito de Brumel. Fijo. Fijo que lo hay...


Pensando en todo esto, y mientras hacía mi lista de regalos, pensé en mis novias, y en cuánto les gustaría un regalo como éste que les propongo hoy.

Regalen un tocado a medida. No se van a equivocar. La experiencia de hacerlo a medida, de la atención exclusiva y personalizada... Y, por supuesto, el resultado espectacular.


Cómo funciona esto? Sencillo. Ustedes me cuentan en un mail para quién es el tocado y cuál es el presupuesto y hacemos un paquete regalo personalizado con la frase que más les apetezca. La homenajeada contará con un vale por el importe deseado para adquirir un tocado Sophie et voilà!

La presentación del vale es un sobre ideal con un tarjetón como los que les muestro. Si no vive usted en Bilbao y no le viene bien venir a recogerlo, no se preocupe, lo enviamos al Polo Norte o a donde usted nos pida.

Para la elección del tocado, puede concertarse una cita en el atelier o puede elegirse uno de la shop online que próximamente inauguraremos. 



Para encargar un regalo perfecto o si tienen dudas, preguntas, ideas o cualquier otro tipo de drama:

info@sophieetvoila.com


miércoles, 3 de diciembre de 2014

A ver si revientan

Ayer me quedé pensando. De verdad que las novias de Divinity me han calado hondo... No será que en el fondo todas llevamos una Barbie barroca en nuestro interior? Una choni con sobredosis de brillismos deseando emerger...? Una Liz Taylor a punto de eclosionar? Pero tenemos que mantenerla calladita, no vaya a ser que la líe...

Tenía guardadas estas fotografías desde hace mucho tiempo. Simplemente, me alucinan... Y ayer las recordé cuando ponía verdes a las novias yankis con mono de diamante. Decía que lo del brillo sin sentido es un horror... Y, sin embargo, vean... Aquí estoy suspirando por las piedras más absurdas del mundo. A veces tengo largas discusiones conmigo misma porque no me entiendo...


Me pregunto po qué todo lo que nos gusta está mal visto o se considera ridículo. Por qué cada una no se pone de buena mañana lo que le sale de la punta del moño en lugar de sopesar los comentarios jocosos de los compañeros acerca del modelito de turno. Claro, que como trabajan ustedes con Anna Wintour y Suzy Menkes, es como para que realmente les importe...

Ese chiste sobre una falda rosa o sobre unos zapatos amarillos que viene patrocinado por un colega con traje marrón y camisa color vainilla. Claro. Es normal que les afecte...


Nos mata de vergüenza ese comentario que hace de refilón esa compañera que se planta mañana tras mañana un pantalón de traje oscuro y una camisa... Seguro que no son ustedes capaces de acordarse de qué color era su camisa. Una gurú de la moda en toda regla. Sí señoras. Esa mujer que lo único que tiene es envidia es la que les está prohibiendo ponerse lo que realmente les gusta.

Ahora no me vengan con lo que es correcto, porque si lo correcto es ir todas iguales, que pare el mundo porque me bajo. 


Vale que al principio será difícil, y habrá que vencer el pudor, hacer oídos sordos de los chistes malos y matar de envidia a media docena de arpías. Pero les garantizo que valdrá la pena... No hay mayor recompensa que encantarse delante del espejo, si eso es vanidad, quiero un saco bien grande de ella por Navidad.

Qué miedo tienen? A que les quiten puntos del carnet de estilo oficinero? A mí me gustan los brillos, a las 8am, y qué? Hoy me he plantado unos shorts de Chanel tamaño micro con katiuskas, y, saben qué? Me veo divina. Mañana pendientes XL con vaqueros. Hale. A ver si revienta alguna!


No me digan que no hay algo que les encanta y no se atreven a ponerse... No saben muy bien por qué...

martes, 2 de diciembre de 2014

Terrorismo nupcial

Domingo tarde. Llueve, hace un frío del carajo y yo tengo un sofá, una manta y el mando de la tele. Se le puede pedir más a la vida? Pues sí. Un paquete de kleenex, porque lo que les voy a contar ahora es para llorar un rato largo.

En un alarde de aventura, me arriesgo con todo, y voy más allá del canal 8 con el mando. Siempre he sido un poco temeraria, ya ven. Que me gusta vivir al límite...

Después de un paseo por las locales que no se ven ni un pimiento y por los dibujos animados más feos del planeta, llego a un canal de esos que llaman femeninos. No es que tuviera intención de parar mi búsqueda allí, pero no tuve más remedio. Un flash cegador me hizo perder la visión momentáneamente, pasé miedo, volvía a mirar... Y, sí, aquello que me hipnotizaba desde la pantalla era un vestido de novia.


Muerta. Nunca había visto tanto brillo (chungo-plasticoso) junto. Una especie de pabellón industrial que albergaba un outlet de vestidos de novia en versión Gran Hermano. Un todo a 100 nupcial y yanqui. El beluga de la ordinariez. Despliego todos mis sentidos y me mantengo alerta...

En la fachada colgaba un cartel rosa muy inspirador en el que se leía "Bridepower". Leerlo y venir a mi mente la imagen de dos novias rubias con aire de vikingas viviendo un momento pressing catch, fue todo uno. Aquello prometía. Cojo postura y abro mi libreta mental para apuntar. Oigan, una nunca sabe cuándo le va a llegar la inspiración...

Cientos de vestidos palabra de honor en bolsas de plástico y decenas de novias rebuscando con la ayuda de media docena de familiares con sobrepeso. Venga va, en serio?


Si algún insensato hubiera intentado cambiar de canal en ese momento, habría sufrido peores consecuencias que el novio de alguna de aquellas bárbaras después de la noche de bodas. Palabra. Aquel programa estaba sacando lo peor de mí...

No era tanto el formato del programa lo que me tenía pegada a la pantalla, sino los brillos centelleantes que emitían aquellos vestidos. Pero, alma de cántaro, en serio quieres casarte con eso?


A ver, aquí, la que escribe, tiene alma de urraca de toda la vida: es ver un brillo y subirme la tensión, pero aquello era una especie de sobredosis de una droga muy malamente adulterada. Trozos de plástico tamaño moneda de dos euros adornando una cadera de satén de poliéster bien drapeadita. 

Una lágrima asoma por el rabillo del ojo. Sé fuerte. Por fin lo entendía, aquello no era una novia, era una terrorista que pretendía arder a lo bonzo en la puerta de la iglesia. Todo cobraba sentido así... Sólo así...


Señoras, brillos sí, pero no de ésos. Por favor se lo pido. Si lo que pretenden ustedes es casarse y no activar una alarma antiterrorista, es mejor un vestido de pedrería que un aplique mal puesto.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Ya tengo uno

Parece mentira, tanta emancipación de la mujer, tanta liberación, tanta igualdad, tanta independencia... y resulta que seguimos esperando a que el señor azul aparezca montado al galope en un corcel blanco, baje de su montura, hinque la rodilla y nos ofrezca medio kilo de diamante. Efectivamente. Un sinsentido en toda regla. Pero, a que mola?

Ir a la joyería y elegir pedrolo en soledad (aunque es el sueño de muchas) no tendría la misma gracia. Eso es así.

El caso es que muchas de nosotras ya hemos pasado ese momento apertura de cajita y brillo cegador... Así que ya hemos cubierto el cupo de brillantismos forever and ever. Ya tienen ustedes uno. Hale. Se siente.


El caso es que cuando me quedé embarazada y tuve la primera náusea, pensé, ya he tenido una. Es suficiente. Cuando tuve la primera contracción me vino la misma reflexión a la cabeza: una, ya vale. Cuando me tiraron por primera vez los puntos, no se lo van a creer, pero pensé exactamente lo mismo: una y no más. La primera noche sin dormir, la primera pataleta en plena calle... Qué cosas, verdad?

Sorprendentemente siempre hubo una segunda, una tercera, una cuarta... Pero joyerío en mi dedo, sólo uno...
  

Algo hay que no estamos haciendo bien. No pretendo insinuar que por cada drama que sí se ha repetido, haya que anillarse... Puede utilizarse ese carbono tan atractivo para celebraciones más allá de promesas y nacimientos... Un porque sí, un porque te quiero, un porque estoy orgulloso de ti, un porque te apoyo... 

Si es usted ese tipo de mujer a la que se le van los ojos a la piedra gorda del escaparate de la joyería, dígalo. Que ni es pecado, ni cobran por decirlo en alto.

El problema de todo esto es la parte ñoña: comprarse una misma estas cosas no tiene gracia ninguna. Lo que mola es que se lo regalen a una. A poder ser, que se le ocurra al regalador solito y no tener que convencer a quien corresponda de efectuar la inversión. Y que acierten, claro. Que esa es otra.


Si ha sido usted buena este año, si se ha portado usted bien, pida. Le garantizo que no hay ninguna ley en la que se imponga un racionamiento de diamantes por mujer.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Lo estaban ustedes pidiendo...

Llevo semanas recibiendo mails para preguntarme sobre los puntos de venta de los Dandy, así que creo que les daré una alegría si les digo que nos estrenamos a lo grande.

Muerta de ilusión estoy señoras! En 10 días escasos vuelve a la carga la Pop Up más chic de Bilbao. Un sitio de ésos en los que entrar y ver es querer llevárselo todo. Una tercera edición que seguro les llena de caprichos para regalar y regalarse.

Ya saben ustedes que soy un poco pejiguera con estas cosas y que no metería la cabeza en nada si no pensara que es absolutamente exquisito, pero The City lo es. Y allí podrán ver (y comprar, of course!) ustedes las últimas colecciones de Sophie et voilà!


Aquí les dejo algunos de los modelos que les estarán esperando en el mismísimo centro de Bilbao del 9 del diciembre al 5 de enero. Da lo mismo si Olentzero, Reyes Magos o "pasaba por aquí", pero no se lo pueden perder. Les reto a entrar y no comprar nada. Imposible. Se lo aviso.






jueves, 27 de noviembre de 2014

Tocados de novia, pero bonitos

Hoy no les voy a dar el turre, apenas voy a escribirles para enseñarles un poco de la colección de tocados de novia para 2015. Sencillas pero con ese algo... Ya saben.

Pistilos cerámicos, tul de plumetti, velo de seda, apliques de cristal... (Suspiro largo y ladeo de cabeza) estoy enamorada.



 



miércoles, 26 de noviembre de 2014

Ya he escrito la carta...

Lo sé, llevo unos cuantos posts zambullida hasta las orejas en el espíritu navideño, pero es que no soy capaz de controlar a este duende verde dentro de mí... Llevo 3 semanas comiendo mazapán y sufriendo ansiedad por colgar la corona de acebo en la puerta de casa. No puedo contenerme...

Así que entenderán ustedes que la carta a los Magos de oriente lleve escrita ya un tiempecito simpático. Eso sí, debo decirles que me he esforzado al máximo para que sea una lista fashion de la muerte, llena de cosas de ésas sin las que no sé cómo no he vivido hasta ahora.

Comencemos:

1) Una botellita de colores. Un invento de última generación. Tope de tecnología. Hemos tenido que llegar al siglo XXI para que un iluminado diga que hay que beber agüita. Si es usted de las que peregrina hasta el baño a rellenar la azul de Solán de Cabras, que sepa que es usted lo peor. Y como poco, va a morirse de algo malo de forma lenta y dolorosa.


2) Unos cascos de rapero. Que no es usted de escuchar música por la calle? Da igual. Sin unos cascos XL con incrustaciones de nácar y aplicaciones de oro rosa no es usted nadie. Se acabaron los auriculares mini dentro de la oreja, ahora va a escuchar usted la radio en el metro como si estuviera en el concierto de Año Nuevo en Viena sentada entre el trombón y el bombo.

3) Unos pantalones de cuero plasticosos. Esto es un 2 en 1. Un chollo. Indumentaria mega-fashion y faja reductora, pero todo juntito. Enfúndese usted en uno de éstos y verá como la faja Vulkan baja enteros.


4) Un anillo que no me entre en el dedo. A mitad de camino entre la uña y el nudillo. Y si es uno para cada dedo, mejor que mejor. No es cómodo par trabajar en el ordenador, ni para hacer manualidades, ni para absolutamente nada, pero es taaaaaaaaan fashion...

5) Una manta. No me las quito de la cabeza, pueden conmigo. Hoy no voy a recrearme porque ya me quedé consolada hablando de ellas hace unas semanas. Un must fashionero en toda regla.


6) Unos zapatos feos. Pero muy feos, eh? De suela de goma gorda, tipo abotinado pero con agujeros absurdos a los lados. Feminidad y elegancia en estro puro. Nada que alegar.

7) Una faja. Se han dado cuenta? Ahora todas las marcas de lencería incorporan a sus colecciones lo que ellos llaman "potenciadores de silueta", o lo que es lo mismo, fajas. Muy conveniente ahora que los que se lleva es el oversize, los pantalones rotos del maromo y los jerseys de punto donde cabe toda su clase de spinning. Adoro estas coherencias maravillosas que tienen las modas...


8) Unas tenis. Blancas y de alguna marca tope trendy tipo Yumas. Eso sí, pónganselas con abrigo de cashmere, pantalón tobillero de lana fría y, obviamente, sin calcetines. 

9) Un palet de ibuprofeno. Viendo que deberán ustedes calzarse sandalias en enero, que las katiuskas es más cool llevarlas sin medias y que, a pesar de mis intentos, el crop top no termina de salir de nuestras vidas... Lo van ustedes a necesitar.


10) Unas botas apreski. Ah, pero no esquían ustedes? No problem. Si lo genial del tema es que no hace falta. Ahora tienen que calzarse ustedes como si fueran de expedición al polo norte, pero con minifalda. Es lo que se lleva. 

Ya ven, todo muy práctico y bonito a rabiar. 

martes, 25 de noviembre de 2014

La cena de empresa. Recomendaciones y dramas variados.

Se acerca peligrosamente. Sigilosa e implacablemente. No me lo diga, no sabe usted si alegrarse o echarse a llorar. Es una mezcla entre miedo y emoción, pereza y ganas... Cada año el mismo drama: la cena de empresa. Las mismas caras de siempre pero sustituyendo la fotocopiadora por el plato de gambas...

Puede parecer algo superficial, pero no. Nada más lejos. Dónde sentarse, junto a quién, qué ponerse... Game of thrones tiene menos estrategia acumulada en cuatro temporadas.


Primer dilema. Qué me pongo? Una cena de Navidad inspira brillismos y aderezos varios, eso es así por muy minimal que sea una. Es empezar a emitirse el anuncio de la lotería y entrarnos unas ganas irrefrenables de plantarnos las lentejuelas a granel hasta para sacar al perro. Se va a enterar Elie Saab de lo que es un traje de fiesta...

El caso es que aparecer enfundada en un vestido de tules, encajes y demás maravillas no se considera apropiado a no ser que quiera usted que le transformen en la mascota de la velada... Dicho esto, seamos comedidas. Eso no quiere decir que opte usted por vaqueros y camiseta de rayas. Hombre, hágame el favor... Aunque sea con su jefe, está usted de celebración.

Sólo un par de prohibiciones más: si es usted caballero,  elimine de su cabeza la idea de la corbata de amago de seda con árbol navideño. De verdad, se agradece la intención, pero no. Si es usted una dama, conténgase. Rara vez la combinación pendiente-XL/maquillaje-con-purpurina/espumillón-plateado-al-cuello resulta mínimamente elegante. Y si además se lo ha puesto usted a las 8am para ir directa a la cena al salir... Escalofríos recorren mi espalda.


Segundo trance. Dónde me siento? Son pocas las empresas que asignan los sitios en estas cenas, así que le tocará a usted jugar a las sillas. Es uno de los momentos más tensos del evento. Si entra demasiado pronto y se sienta arrastrando con usted a los conocidos, pecará usted de ansiosa y se le verá el plumero. Si espera a que entren demasiados compañeros, le veo a usted e la esquina de los becarios. Buena gente... Pero poco influyentes. Procure entrar con el grueso de la comitiva, sentarse no demasiado cerca de las esquinas y no demasiado lejos del jefe. Estamos de cena... De trabajo.

Una última recomendación, aléjese de la secretaria supermotivada que ha decidido aparecer con una cornamenta de alce de fieltro adornada con luces que parpadean de manera epiléptica. Eso no puede acabar bien.


Tercer trance. Bebo vino, cuánto? Si hay un Grinch capaz de mandar al carajo toda la estrategia anterior es esa última copa. La que no se debe tomar. En todas las empresas hay una historia de uno que bebió como los peces del villancico y acabó muy malamente queriendo bailar la lambada con el director general. Normalmente no llegó usted a conocer al colega en cuestión porque, sorprendentemente, ya no está en la empresa...

Nadie quiere ser ese tío. Beba, coma, baile y váyase a casa. Me permito recordarle que el lunes tiene usted que volver a ver al presidente y en ese momento no sonará Enrique Iglesias de fondo. 


Dicho todo esto, debo admitir que me encantan las cenas de empresa.  Eso sí, si hubo algún momento concreto en el que se desarrolló la prevención de riesgos laborales, estoy segura de que fue en una de éstas.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Blogger yo? No me insulte...

Hace poco me invitaron a un evento para bloggers de moda. Ya ven. Alguien debió hacerse un lío con la convocatoria, pero yo, que estoy muy bien educadita, asistí... Una tiene blog y escribe con la frecuencia con la que buenamente puede, y pensé que nunca está de más aprender, aunque no estoy muy segura de pertenecer a este selectísimo club de fashionistas. 

El caso es que allí me tienen ustedes, muy atenta y un poco desubicada.

A ver si me explico. Servidora habla de lo que le sale de la punta del moño, de lo que le gusta y de lo que no, procura no faltar al respeto a nadie y no dejarse influenciar por nada. Ni se me pasa por la cabeza colgar una foto mía y resulta que, ni me importa demasiado que medio millón de mujeres aprueben mi estilo en cada post, ni necesito piropear a una media de 43 bloggers casi diariamente para que me devuelvan el cumplido. Seguro que ahora entienden mejor mi descoloque...

No creo que lean ustedes este blog para ver qué me he puesto esta mañana y mucho menos para que les mienta luciendo tacón de 12cm cuando, en realidad, ese día voy en deportivas... Hale, ya lo he dicho. Como siempre. Haciendo amigas...

Aquí es todo de verdad. No malgasto un sábado en calzarme siete modelitos distintos y hacerme fotos delante de la persiana echada de la pescadería para ir mostrándoselos uno a uno cada día de la semana haciéndoles creer que soy así de ideal cuando cojo el metro a las 8 de la mañana. Porque eso no es cierto.


Nadie más que yo misma financia esta aventura, así que tengo la suerte de no tener que decir lo bonitos que son esos zapatos y lo súper cool que es tal restaurante si realmente no lo pienso así. La única marca que hay detrás de este blog es la mía propia. Siempre he pensado que eso es lo que da credibilidad a lo que escribo.

No tengo que llegar a un número mínimo de lectores para que la firma de turno me ingrese la comisión, nunca me forraré con esto. Nunca ha sido la intención. No tengo interés en halagar ni en vilipendiar a nadie, sólo escribo lo que me gustaría leer. Verdades. Perdón. Mis verdades.

                        

La mesa de mi escritorio no tiene peonías recién cortadas ni brillantina estratégicamente esparcida, no me he preocupado en escoger de manera coordinada el bolígrafo, la agenda, el posavasos y la grapadora (de hecho no tengo ni posavasos ni grapadora)... Pero me van a permitir que diga en alto que creo que las mesas de aquellas bloggers sentadas a mi lado, tampoco. 

La diferencia es que a mí no me importa admitirlo, yo vivo en el mundo real en el que me pongo todo lo guapa que puedo cada mañana con más o menos fortuna, leo el Vogue por encima y me la trae al pairo lo que se ponga Paula Echevarría. No leo otros blogs y me molesta que me mientan. Pero supongo que esto último no es sólo cosa mía.

Ahora me dirijo a ellas: bloggers del mundo, son ustedes una fuerza en alza, pero si siguen por este camino me temo que están ustedes condenadas al descrédito más absoluto. La fuerza de ustedes reside en la naturalidad, en la espontaneidad, en la sinceridad... Que son todas las cosas que están perdiendo. La suya de ustedes es una opinión libre de influencias y ahí está la gracia... En esa verdad.

Si fotografían sus looks una vez a la semana, si asisten a saraos a cambio de posts, si incluyen publicidad en sus publicaciones... El tema cambia. Mucho. Están ustedes balanceándose sobre la delgada línea que existe entre ser un influencer de verdad y una aspirante a.... A nada.


Les pido por favor que sigan fotografíandose, pero que lo hagan después del trabajo o antes de salir de casa, que recomienden restaurantes que realmente hayan probado y que ensalcen firmas que forman parte de su verdadero armario. Es más difícil, por supuesto, pero ahí está la gracia.

Dar opiniones libres no significa tener razón, pero tiene muchísimo más interés.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Me he perdido algo...

Vamos a ver. Debe haber una lección básica de fashioneo que me he perdido. A ver si alguna de ustedes me puede pasar los apuntes... Cuando veo a tantísimas estilosas internetiles con abrigo de invierno y sandalias, hay algo que no me cuadra. Pero está claro que debo ser la única... O tienen un serio problema de incontrolables sofocos hormonales todas ellas, o es una moda absurda (alucinante, no?).

Sé que esta última opción les sorprenderá a ustedes sobremanera: después de hits invernales como los crop tops, las sandalias con calcetines y los jerseyes sin mangas, pensar siquiera en que la moda es así de imbécil resulta, cuanto menos, irritante.


Lo mismo sólo me pasa a mí, pero cuando servidora tiene que enfundarse el abrigo, los pinrelillos no me piden chancletas precisamente. Llámenme loca, pero yo me pongo el abrigo cuando hace frío...

Más les voy a decir. Si en un alarde rollo "soy la más guays de mi escalera y me importa un pimiento si me tengo que pasar todo el finde agarrada a la caja de Frenadol" me plantara la combinación de marras, tengo la absoluta certeza de que mis extremidades inferiores se volverían de un color violáceo nada favorecedor. 


Pero está claro que eso sólo me pasaría a mí. A estos cuerpos celestiales no. Con 5ºC, ellas no cogen catarro, si llueve no pisan charcos... Ni nada de eso que les pasaría a ustedes si osaran lucir semejante combinación.

Entre esto, las katiuskas sin medias y otro par de sinsentidos, empiezo a sospechar que para ser fashion icon hay que inmunizarse con algún tipo de vacuna experimental ideada por el servicio de inteligencia ruso... Porque, o es eso, o son una panda de piradas. Qué cosas...


Ahora, que lo mismo sólo se calzan de verano para la foto y luego se ponen zapato de agua. Espero que nadie se lleve las manos a la cabeza si afirmo sin pudor que eso es práctica habitual entre bloggers...

Aquellas de ustedes que lean regularmente el blog, saben que la que escribe se apunta a un bombardeo, que odia lo políticamente correcto, que adora el estilo propio y la falta de vergüenza... Pero de eso a tener que hacer el indio para resultar chic, hay un caminito largo. Hay cosas que son absurdas y que sean fashion de la muerte no es suficiente condición para que las aplauda. Hale.


Será muy cool, muy trendy y todo lo que quieran llamarlo en inglés, pero no me apunto.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Mi dilema del mes de noviembre

Los gorros de punto. De los que tejían las abuelas con lana de la que pica. Bueno. Las otras abuelas, porque las mías no tejían... Pero eso es otra historia.

Por mucho que se empeñen en llamarles beanies, en ponerles velo cubriendo los ojos, o pompones de visón de tamaño descomunal... A eso se le llama gorro. De toda la vida de Dios.


Antecedentes? El invierno pasado nuestra loca maravillosa (Anna dello Russo) propició el enriquecimiento de todos los copiadores del mundo con aquel soberbio gorro con redecilla. Si se quedaron con las ganas, acudan a la máquina de tabaco más cercana. Seguro que allí también los tienen...

Ahora parece que las it girls del mundo internetil, han seguido la estela de aquel descubrimiento, aunque, menos mal, de forma algo más comedida.


No son ustedes capaces de imaginarse la cantidad de fashionistas aspirantes a vagabundo de marca que he tenido que digerir hasta conseguir estas fotos que les traigo. Un drama. 

Tanto trabajo, una retina desprendida y una sobredosis de camisas de leñador han dado su fruto y he llegado a una conclusión: gorros? Sí, pero con manual de uso.


1ª regla: El gorrete debe hacer contraste con el tono del pelo. Si es usted morena racial y se adjudica un gorro negro, sólo le quedará completar el look con una metralleta y una media. Evitemos el efecto pasamontañas atrabancos. Otra cosa, lo de llevarlo colgando hacia atrás es delito. Los Pitufos tienen el Copyright.

2ª regla: Combinar obligatoriamente con abrigo oversize. Sí o sí. Y, a poder ser, que parezca bueno, de corte sencillo y color neutro. Como coordinen con parka verde militar y botas de suela gorda, les reclutan a ustedes en misión humanitaria. 


3ª regla: debajo del abrigo, algo masculino y tirando a soso. Vale, cuando lleguen ustedes a la ofi y se quiten el gorro y el abrigo, el outfit no pasará del aprobado. Conclusión, asigne el look a esos días en los que pasará mucho tiempo en la calle. 

4ª regla: Que se vea pelo. Melena, coleta o trenza de Rapunzel. Lo que quieran, pero que se vea. A ver si al final con tanto gorro, abrigo y gafas no se va a saber que debajo hay una mujer. Un morro rojo y un bolso en condiciones también ayudarán en la misión.


Poco más puedo añadir. Que este año abrigadas iremos un rato, pero que hora y media de pruebas delante del espejo antes de salir no nos las quita nadie, también.