Redireccionando...

jueves, 4 de julio de 2013

Con pajarita

Se las vi usar a mi padre cuando era pequeña, aunque debo reconocer que entonces me daba cierta vergüenza ajena... Pero, a día de hoy, me declaro fan incondicional de las pajaritas. Con tirantes, claro...


Me gustan las de terciopelo en invierno, las de cuadros escoceses, las de lazo gordo, nada de lacitos ridículos... Imprescindible con pañuelo en el bolsillo, eso sí, nunca a juego a no ser que queramos rememorar la época dorada de Norma Duval y Marc Ostarcevic...


Mejor con traje de dos botones, por aquello de alargar el pico de la chaqueta y estilizar la silueta. Pantalón sin pinzas obligatorio. Aquí no dejamos nada al azar... Si te pones pajarita, te van a mirar. Pues que te miren bien!!


Mejor con camisa lisa para principiantes y sin chaleco. Evita las pajaritas de seda y opta por las de punto o tejidos alternativos. Son más juveniles y dan mucho más juego.


Te atreves o eres de los que aún temen a un lacito??

miércoles, 3 de julio de 2013

Los tocados de Catalina

Puede que sea cosa mía, pero tengo la sensación de que esta chica ha perdido "frescura" desde que Guillermo le endosó el anillo de zafiro y diamantes de su madre...

A ver si me explico... Antes lucía más desenfadada y netural y ahora se ve que cada look está tan estudiado que parece cualquier cosa menos algo juvenil...


Una muestra de ello son sus tocados. Ejecutados con una maestría que sólo puede verse en el Reino Unido, y sosos y aburridos como impone la Reina Isabel II...


Casi siempre en tonos pastel y sin faltar al cumplimiento de la orden de llevar todo del mismo color... Si no fuera quien es, pasaría muy inadvertida... Como he dicho en otras ocasiones, Correcta? Correctísima, pero un tanto sosa.


En la foto de arriba es un clon de su madre el día de su boda... El que a los suyos parece, honra merece, pero el día que yo me vista igual que mi madre para asistir a algún evento... Que me encierren.


Ésta es la única foto en la que el tocado y el vestido son de diferente color y en que, además, lleva el pelo recogido. Muchísimo más actual y desenfadada, nos encanta.


En cualquier caso, insisto, siempre impecable, la futura reina Catalina no defrauda aunque tampoco sorprende. Máxima de Holanda podría darle alguna clase de cómo ponerse un tocado. Ahí lo dejo caer..

martes, 2 de julio de 2013

Se nos rompió el amor...

Así fue... Una lástima. Pero mi relación platónica con el 2.55 de Chanel ha desaparecido. Y la culpa no ha sido mía...

El 2.55 es uno de esos oscuros objetos de deseo que habitan mi mente desde hace lustros. Pues bien, había llegado el momento de que el rey del matelasse y yo pasáramos de relación onírica a puramente carnal.

En el último viaje a Barcelona decidí hacer un "L'Oreal" (por que yo lo valgo...) y comprarme el Chanel en cuestión. El clásico: negro de piel con la cadena plateada.

Acercándome a la puerta vi a media docena de asiáticos en la puerta y pensé "anda que éstos... fotografían hasta el felpudo...". Nada más lejos. Estaban haciendo cola...


No había rebajas (son conocidas las de Gucci con sus colas que dan la vuelta a la manzana...), ni era un desembarco de nipones tal que no cabían en la tienda... Simplemente, si querías comprarte un bolso de 3100 euros, tenías que esperar un ratito en la puerta. 

En mi inocencia pensé que era un momento puntual, así que decidí seguir con mi ruta-homenaje y fui a comer al hotel Mandarín Oriental de Paseo de Gracia. Mentiría si dijera que no con cierta sensación de desaliento... Como cuando miras el móvil cada 15 segundos por si te llama... Y no te llama.


Una vez dada cuenta de postre y café, reintenté la compra del bolso. Según me acercaba a la puerta se me iba calentando la sangre... Había aún más cola que por la mañana!!!! Decidí esperar. Y esperar. Y esperar. Incluso me hice la loca cuando vi que colaban a tres rusos... Hasta que me tocó entrar.

Y entré.

Y me atendió un joven con acento francés que apenas hablaba mi idioma (juro que no me dirigí a él en euskera!!). Y le pedí ver el 2.55. Y me lo enseñó con la cadena plateada y con la cadena dorada. Y me gustó. Y entonces el colega me dejó tirada con los dos bolsos y se dirigió a una señora enfundada en un burka negro del que asomaban unos Louboutin...


Entonces entendí que aquel bolso no era para mí. Entendí que ese bolso es un mito de algo que ya no existe. No vi glamour, no vi lujo, no vi atención, no vi... nada más que media docena de extranjeros deseando salir de Chanel con la bolsa más grande de la tienda para lucirla calle arriba y calle abajo.

No es cuestión de dinero, es cuestión de exquisitez.

Entonces salí de la tienda sin decir adiós (nadie se dio cuenta, por supuesto...), crucé la acera y me compré un bolso de Valentino y un jumpsuit de Dolce & Gabbana.

lunes, 1 de julio de 2013

Con babero

En la temporada PV2013, Gucci se ha liado la manta a la cabeza y ha hecho los cortes más sencillos del mundo. De eos que no sabemos si son de este año o de hace 20... Pero que siempre funcionan.

Eso sí, les ha puesto unos collares dignos de mención... y de devoción!


Y es que un collar puede salar un estilismo. Pero claro, ni vale cualquier estilismo, ni vale cualquier collar. Para empezar, el vestido debe tener un cuello cerrado. Eso de poner el collar sobre el escote sólo podía hacerlo Liz Taylor...


La segunda norma que debemos cumplir es la del tamaño del collar. Enorme. Tiene que ser enorme. Si nos quedamos en algo mediano no conseguiremos el efecto que tanto nos gusta...

  
La tercera norma tiene que ver con el presupuesto... Tema delicado, pero es que si nos plantamos un collar babero de coral de plástico, se nota. Las piedras, que sean verdaderas. No hacen falta diamantes y esmeraldas, pero, al menos, que sean cristales y no trocitos de plástico pintados...


Así es como convertimos el cestido más soso y sobrio del mundo en una tendencia absoluta. 

Utiliza este recurso con vestidos de corte trapecio lisos a mitad de muslo con sandalias planas y gafas de sol XXL... Y con un recogiso informal y sandalias de tacón para cualquier evento...