Redireccionando...

jueves, 28 de mayo de 2015

Girls' night out

Dicen que es como montar en bicicleta, que no se olvida, pero no estoy yo tan segura. Pensar en volver a salir de fiesta me eriza la piel y hace que confluyan en mí sentimientos encontrados: ilusión de quinceañera y pereza de oso. De oso despeinado hibernando en madriguera con manta, pantalón de chándal de marido y peli. Sí señoras, a veces me dejo el glamour y los tacones en el felpudo de casa. 

Lo que no es negociable en ningún caso es el plantearse no volver a gastar una noche de parranda de vez en cuando. Y me da los mismo si es en formato cena de madres de la parada o petardeo con amigas de la infancia. El caso es salir a darlo todo. 


Uno de los dramas principales a la hora de hacer incursiones nocturnas, más allá de la logística propia de aquellas de ustedes que sean madres, es el omnipresente y qué me pongo yo ahora? No problemo. Las opciones son múltiples y variadas, pero hoy apostamos por una que funciona siempre, eso sí, con manual de uso: el lentejuelismo.

Nací con alma de urraca, y, como todo, con los años va a peor, pero no me preocupa demasiado. Para empezar la lección de hoy, niñas, lo primero es no volver a pronunciar nunca jamás la palabra lentejuela. A partir de ahora lo van a llamar ustedes paillette. Y luego se colocan el pelo muy monamente detrás de la oreja. O sea.


Lo bueno del brillo es que nos vale cualquier formato. Alto. Un momentito. Corrijo. Cualquiera no. Lo del vestido minifaldero de tirantes sembradito de brillismos sólo vale si tienen ustedes al menos media docena de discos de platino y se llaman JLo. En caso contrario, aborten misión minivestido cegador. Es por temas de seguridad ciudadana...

Si les pasa a ustedes como a mí, tendrán tiempo suficiente entre el planteamiento de la quedada y el plan en sí como para poder ir de tiendas. Varias veces. Y para hacer un curso de ruso en 6000 palabras. Cuanto más mayor, más tiempo necesito para la preparación psicológica farrera. Si a alguien se le ocurre avisar con menos de dos semanas de antelación, servidora cortocircuita.


Pues eso, que aprovechan ustedes una tarde tonta y se van de compras y arrasan con alguna prenda brillante. Nos da lo mismo si pantalón, chaqueta, falda o faja. En eso, ustedes mismas. Tampoco importa si low cost o deluxe, ahí ya , como ustedes prefieran. 

Lo primero que tienen que hacer ustedes cuando se calcen los brillos, es olvidarse de ellos. Combinen como si se hubieran embutido en unos vaqueros. Eliminen de su mente gasas, brocados, toreritas y otros engendros. No vamos de boda. Vamos a darlo todo aunque no nos suene ni una canción.


Como compañeros de viaje más que acertados, apunten camisetas con mensaje no demasiado repegadas, camisas blancas no elásticas, o prendas de punto sultecitas. Más vale un buen escote que una morcilla apretada. Tatuénse esto a fuego. Lo digo en serio.

Vamos con los tacones. No hay noche memorable sin acabar descalza, así que, teniendo esta máxima bien presente, resígnense, súbanse al andamio y disfruten de las vistas. Más altas, con la piernas más largas y con el culo más arriba. En serio necesitan más razones?


El caso es normalizar el paillette, darle a un look normal un aire festivalero. Arriesguen señoras, sin apuesta no hay ganancia.

martes, 26 de mayo de 2015

Casarse y recasarse

No creo que a estas alturas de la película se me asombre ninguna de ustedes si afirmo con rotundidad  que una puede casarse las veces que le venga en gana; y no lo digo sólo porque pueda aparecérseles un príncipe que mute en rana y no al revés... Sino porque cada vez son más las novias que optan por celebrar su enlace en dos capítulos: capítulo I: Ceremonia civil con familia e íntimos y capitulo II: Fiesta para amigos, conocidos, vecinos y todo chichopata viviente.

Cásense ustedes todo lo que quieran, háganme el favor, pero vístanse dignamente.


El caso es que para aquellas novias que repiten contrato y para esas otras que fasciculizan sus enlaces, no parece demasiado apropiado aparecer en el juzgado de turno ataviadas con velo, cola, chantilly y media docena de pajes coronados de flores. Va a ser que no. Usted dando el sí quiero y a su lado un colega pidiendo un volante de empadronamiento. Hombre, pues no. 

Parece que el mudo del diseño nupcial a gran escala se ha olvidado de ellas, o que las mira por encima del hombro... Vestirse de corto es ideal, chic y, además, está de lo más in. O sea.


Casarse enseñando pierna puede resultar bastante más elegante e impactante que lucir mantilla de una milla. Se pongan como se pongan. Es sólo que no es lo tradicional y eso de ir a contracorriente hay quien lo lleva muy malamente... Especialmente las madres. Los disgustos que se llevan las pobres en estas tesituras bodiles no tienen nombre... Ya hablamos del tema materno con aquello de los zapatos, se acuerdan?

Pero no se crean que ir de corto es un acierto seguro, de hecho, ir de corto es tan complicado, o más, que ir de largo...


La gracia del tema está en que no parezca que hemos acortado un vestido de novia de los de toda la vida. Reciclar está muy bien, muy ecológico y eso, pero no es momento... Esto deja en un lugar dudoso a las faldas de tul con volumen, a los encajes, a los palabra de honor y a los drapeados de gasa... No diremos que no a nada, que luego nos pillamos los dedos, pero deberán tener ustedes infinito cuidado si utilizan cualquiera de estos recursos nupciales.

No estoy segura de por qué, un alto porcentaje de las novias de corto que veo se me antojan Mad Men... Que los años 50 estuvieron bien, que no digo que no, pero disfrazarse en plan Grease para casarse, como que no termino de pillarlo. Me van a perdonar.


Elijan tejidos diferentes, cortes limpios y detalles que marquen distancia con todo aquello que recuerde a una novia tradicional. Si ya se casaron ustedes antes, dense el gustazo ahora de ponerse lo que les salga de la peineta, y si es su primera vez, hagan lo propio. Háganme el favor. Si han decidido ir de corto, háganlo con todas las consecuencias. Dejen boquiabierto al personal.

Chanel y Valentino siempre son dos buenas fuentes de inspiración para las novias minifalderas. Si están ustedes en tesitura bodil, no dejen de hacerse un google en clave de LWD (little white dress, parece mentira).


Aquí les dejo unas inspiraciones, o, más bien, unas demostraciones de que ir de corto y de blanco puede ser muchas cosas menos soso. Si servidora volviera a casarse lo tendría claro. No sé si eso les anima o todo lo contrario, pero es lo que hay.


Fotos vía Pinterest

jueves, 21 de mayo de 2015

Mi dilema del mes de mayo

El tema zapatil es recurrente en estos dramas mensuales que les traigo. Lo sé. Le pasaría también a Imelda Marcos o es una tara absolutamente mía? En fin. Es posible que con una colección como la suya no hubiera drama que valga. Ante la duda, dos pares. Lo mismo fue así como pasó...

Se acuerdan de los zapatos blancos, las deportivas floreadas o de las botorras ortopédicas? Pues bien, prepárense porque hoy añadimos otro socio al club: el zapato-albarca. Ideal. Para unos bailes regionales, digo.

Que los firme Aquazurra y que cuesten varios cientos de eurines los hace absurdamente más monos, pero, aún así, me cuesta digerirlos, se los pongan como se los pongan las bloggers de medio mundo.


Los señores diseñadores han tenido a bien ilustrarnos en varios colores (negro, blanco y rojo, hasta donde he podido ver) y las low cost lo han plagiado de todas las formas posibles. Lunares, pitón, glitter y hasta en modo carta de ajuste si me apuran. 

El caso es que los veo y me chirría algo... No sé... Será la costumbre de verlos con medias de lana de oveja peluda... Que calzarlo así a la mecagüen me cuesta. Me está faltando un aurresku o similar para digerirlo...


Les juro que lo intento. Pero nada. No hay manera. Que no me gustan. Y menos mal, porque están agotadísimos everywhere, así que un problema fashionista menos y cuatrocientos euros más en la cuenta. Ea. Qué alegría más tonta me ha entrado en el cuerpo así de repente.

Puede que esto sea el comienzo de una nueva tendencia typical y lo mismo acabamos luciendo encantadas de la vida los trajes regionales de cada comunidad y bailando muñeiras en modo house. Todo es empezar...


Será que soy corta de miras, que no soy capaz de superar estereotipos... Será. Pero como nadie tiene el poder de obligarme a que me gusten, pues eso, que no me gustan. Cada vez veo más lejos el tren de lo fashion... Debo estar haciéndome mayor porque no le saco más que pegas.

O lo mismo es que a los que se inventan cosas se les han acabado las ideas y tienen que tirar de antigüedades de este pelo para que les saquen en los blogs y así poder seguir siendo cool... No, seguro que no es eso. Seguro que esto es diseño del bueno y no una tomadura (más) de pelo.


Aún con todo, son los menos feos de todos mis dilemas zapatiles. En cualquier caso, con todo mi cariño y poniendo en tela de juicio mi propia orientación fashionista. Ni en broma. No me apunto.

Dilema resuelto.

martes, 19 de mayo de 2015

El ramo. Ese gran desconocido

Es lo primero que entra en la Iglesia, así que, aunque sólo sea por eso, señoras novias, deberían ustedes prestarle la atención que merece. Que ya me sé yo eso de el ramo? Ah, pues no sé, algo mono, no? Y no. Algo mono no vale. Que unas flores puede que no dejen al personal arrebatado de amor, pero son muy capaces de desgraciar un outfit nupcial con toda paz.

Lo del bouquet de rosas, ramos de tela y demás dramas del mundo del floripondio, los paso por alto directamente no vaya a ser que empiece a ponerme nerviosa. Y estoy hoy muy tranquila como para esas gaitas.

Vaya el post de hoy por todas mis novias de 2015 que quieren un ramo blanco pero pasan en moto del pitiminí de turno.


Me van a perdonar si no sé decirles el nombre exacto de alguna flor, pero es que servidora es exactamente ese tipo de mujer capaz de matar hasta el potos que cuelga detrás de la tele del bar del pueblo. Hasta ese. Sí señoras. Es un don que tengo, así que no me molesto demasiado en aprender floricultura. 

Si las peonías eran lo más de lo más los últimos años, les adelanto que ya están demodé. Si están ustedes en la onda, ya sabrán que lo que viene pegando fuerte son las anémonas, los ranúnculos, o el astilbe. Vaya sobrada que me acabo de pegar. Hale. Ya me he quedado sin recursos.


Con el párrafo anterior ya tiene ustedes garantizada hora y media de búsqueda en google images, pero no vale sólo con eso. Asegúrense de que el bouquet no es totalmente florido. Vamos, que le añadan bien de verde para que luzca. Eucalipto, olivo... Casi cualquier cosa que le dé un tono empolvado.

Lo de las bolitas (término técnico donde los haya) va en gustos. Las hay grisáceas o verdes, pero yo no termino de abstraerme y siempre termino viendo un platillo de aceitunas. Lo siento...


Tengan en cuenta siempre que, además de lo que se lleve o deje de llevarse, el ramo debería ir en sintonía con el look total. Vamos a ver. Que si se ha venido usted arriba con el vestido de mikado de seda, escote barco, velo amantillado a tope y cancán de tul, no se me líe y elija un ramo de margaritas, porque el tema iba a quedar un pelín forzado. 

Pidan sopitas a la gente que entiende de esto, que, normalmente, no son franquicias de Interflora. Buceen en busca de inspiración en nuestro tablero de Pinterest y, con suerte, las flores que les gusten quizá sean de temporada. Que esa es otra.


Otro día les enseño ramos de color, otro must de la temporada y protagonista de las revistas de novias de canto gordo. Un toque especial o un detalle que eclipsa al vestido? Así, en plan titular americano

Ahora ya tienen deberes de martes. Y además, de los difíciles. 


Fotos vía Pinterest

jueves, 14 de mayo de 2015

Ma da igual. Todavía.

Bésame.

Que se pare el mundo. O que no se pare. Que se vaya de cañas. Que haga lo que quiera. Me da igual. Si nos regala este momento o si decide que no somos suficientemente importantes. Me importa más bien poco. Se me escapa la sonrisa cuando te acercas tanto. Sigo sin poder controlarla. Ya ves. Todavía.

Ahora.

No mira nadie. O sí. Que se mueran de envidia. Sinceramente. Me da igual. Si es correcto o si no lo es. Si es apropiado o está fuera de lugar. Me pones nerviosa. Víctima de la risa floja. Más cerca.  Chocamos los dientes. Todavía.


Sigue.

Estoy en la gloria. Pita el coche de atrás. Me da igual. Un poco de paciencia por favor. Te agarro la nuca como quien se agarra a la vida. Y no me voy a soltar. Adelánteme. Pienso estar aquí para siempre. Cuatro ojos diminutos nos miran desde el asiento de atrás. Somos novios. Todavía.


No voy a abrir los ojos.

Por si esto es un sueño y me despierto. No voy a probar. Me da igual. Aprieto más. A veces te mataría. Es imposible quererse tanto. Sólo nosotros. Siguen sin entenderlo. Sigo sin poder digerir las mariposas. No se cansan. Ellas están revoloteando ahí. Todavía.


Oigo música.

La oyes? Seré yo? Estaré loca? Puede. Vale. Es muy probable. Me da igual. Quiero seguir bailando contigo sin moverme. Todavía.


Todo lo demás me da igual. Todavía.

martes, 12 de mayo de 2015

Sí se puede!!!!

Todos los años tengo un par de invitadas sumidas en el más antiguo de los dilemas bodiles. Ahogadas en la clásica preocupación protocolaria. Con un agobión del carajo, vaya.

Se puede ir de negro y blanco a una boda? Pues sí señora, se puede. Y no solo se puede sino que servidora lo recomienda mil veces antes que el fucsia pereza de pantone, el amarillo minion, el verde caribean parrot, el gris perla 3ª edad y demás dramas del estilo. 


Negro y blanco es elegante, estiliza (que no esteriliza, pero de eso ya hablaremos otro día) y combina con todo. Un chollo, vamos.

Si es usted una de esas mujeres que viste siempre en gama de grises, arenas y demás tonos tan tontorrones como favorecedores, no se agobie. No hace falta que se disfrace de Naty Abascal el día de marras. No hay ninguna necesidad. Inspire, respire y lea.


Chanel, Valentino, Valli, Roland y toda esa peña importante no puede estar tan equivocada. Eso así, de salida y para empezar a hablar. Estar avalada por esta gente siempre es un punto positivo.

Dice el protocolo que no se debe eclipsar a la novia, así que es de sentido común no plantarse de blanco y de largo, hasta ahí, todas de acuerdo. 


Eso de que ir de negro está vetado, va a ser que no es cierto. Otra cosa es que en las fotos, los vestidos oscuros luzcan más bien poco, de ahí la importancia de añadir toques de luz.

Métanle caña al outfit con unos estilettos en Marsala, un bolso flúor o unos morros dignos de la Marilyn más pendón. Una manicura de perder el sentido o unas sandalias imposibles. Si con los colores vivos hay que andarse con ojo tratando de que los complementos pasen desapercibidos, en nuestro caso es todo lo contrario. Bye-bye nude...


La combinación absoluta sólo tiene una norma de uso: utilícese con cortes sencillos y limpios. Es la forma de actualizar un clásico. 

El blanco mejor cerca de la cara, evítense gasas con efecto gala de los Oscar y hale, a triunfar se ha dicho.


Debo reconocer que yo no soy del todo objetiva porque el 99% de armario (festivalero y de diario) es black & white, así que pasen un sutil filtro a todo esto que les digo. Ya saben que si hay algo que les pido hasta aburrir es que se pongan lo que les pida el cuerpo. Ni más ni menos.


Fotos vía Pinterest

jueves, 7 de mayo de 2015

METiemblan las piernas

Este año el tema iba de China. Muy bien. Fácil. No me digan. Unos dragones, seda con algo de lamé y listo. Inspiración en el arroz tres delicias y en un gato que balancea la patita para la que quiera innovar y todo resuelto. Pues no. Se ve que tanta simpleza no convence al celebriteo internacional. 

En eso mismo estaba pensando Beyonce cuando decidió interpretar una cultura milenaria que encuentra la belleza de las mujeres en el diminuto tamaño de sus pies y el erotismo más puro en la nuca de éstas, en esto que ven. Claro que sí. Ni China ni gaitas. Yo he venido a hablar de mi libro. 

Quiero entender que se basó en la suprema espiritualidad del pensamiento oriental y eso. Que enseñó hasta el espíritu.

 

El caso es que algún dato hay que me he perdido porque la Kardashian se inspiró en lo mismito que la estrella del pop y, por qué no, le añadió plumas. Quién da más? Seguro que esto viene de algún libro de Confucio que se han prestado la una a la otra. Como si lo viera. 

Me está faltando Jennifer López...


Las hubo inspiradoras pero más comedidas. La chiquita del vestido color guinda con cola me mola. No es que me arrebate especialmente, pero podría servir como inspiración a aquellas de ustedes que estén pensando en copiar outfit



La Chung en su línea, iba con prisa y he encontrado esto en el armario. Le saco el bajo a este vestidito y listo.

Versiones para todos los públicos. A Chloe Sevigny le atracaron camino al baile como puede verse en la foto, amén de que la peinaron para protagonizar Orgullo y Prejuicio. Vaya lío. 

Emily Blunt, un sin más muy correcto que no pasará a la historia.


Si hay algo que este año ha triunfado especialmente es el tema de los tocados (me van a permitir que bata palmas hasta con las orejas), así que entiendo que con esta muestra queda derogada esa ley no escrita que impide llevar aderezos capilares por la tarde/noche. Entendido? Ahora lo más de lo más es cascarse una tiara estilo barroco flamígero.


Se cuentan por decenas las invitadas que se vinieron arriba y se lo pusieron todo: encaje, pedrería, adamascado, brocado, floripondio, broche, pendiente, collar, tocado y hasta marido. Puf. Difícil. Pero tiene su gracia. Outfits claramente inspirados en los bazares chinos (también conocidos como todo a 1 euro)

Lo que me tiene totalmente abducida es lo de SJP. Philip Treacy ha vuelto a obrar su magia y ella se ha dejado. Eso es confianza ciega y lo demás son tonterías. Que me imagino yo sacarle a una clienta eso de una sombrerera para que se lo ponga y ya puedo estar llamando a la UVI móvil con la otra mano porque me va a estar haciendo falta un desfibrilador de la misma.


Eliminen de su campo de visión a la virgen de retablo italiano y a las pastelosas del centro. Muero de amor por ese tocado... Y para rematar, resulta que el vestido es de H&M. Ja! Mentira cochina. Tengo una amiga que se hace las colas de quinceañeras cuando sacan colección los superdiseñadores y, si ella no lo ha visto, es que no existe.

Tengo que decir que me recuerda un poco a las lámparas de restaurante chino de menú de 5,95... Pero es por ponerle una pega. 


Será que me pierde la exageración, pero es que estoy un pelín aburrida de la sobriedad y la elegancia. Que me apetece un poco de petardeo y espectáculo, claro que sí. Y por eso me pido a los Reyes el abrigo de Rihanna. Chopecientos metros de cola y piel amarilla. Soy muy fan de esta mujer. Si los Reyes ven que traer el abrigo está complicado, pueden traerme los zapatos. No se lo tendré en cuenta.

Lady Gaga me tiene ultimamente bastante sorprendida... No puedo afirmar públicamente que me encantó el look porque es posible que perdiera un elevado tanto por ciento de credibilidad, pero hay algo en el megamix que se cascó la colega entre Mulan y la Estatua de la Libertad, tiene un punto que me gusta. Bastante.


Para terminar la retahila. Dos derrapes fasionistas que no tienen ni perdón ni explicación. Sienna Miller vestida de botella de Tío Pepe y Katy Perry enfundada en una valla publicitaria. Estoy buscando el por qué de ambas, pero sin éxito.



martes, 5 de mayo de 2015

Flora, Fauna y Primavera

No saben ustedes el miedo que me da. Lo fácil que es cruzar la finísima línea que separa lo exquisito de lo hortera de bolera. Ese sutil matiz que convierte a una novia de aire campestre y victoriano con una ninfa del bosque al más puro estilo Disney. Riánse ustedes de Vaitiare.

Lo de la corona de flores mola, aunque el hecho de que esté de moda no ayuda. Vaticino una legión de octogenarias enseñando su foto de boda en modo hada primaveral dentro de sesenta años. Y todas con trenza, claro. 


Señoras, que ni yo ni nadie les quite su idea de la cabeza. Vaya eso por delante, pero sean conscientes de que ésta también es una moda que pasará y que es bastante probable que dentro de veinte años recen ustedes eso de "en qué estaría yo pensando" igual que sus madres de ustedes con las mangas farol y los volantes de encaje. Igual, igual.


Ya puestos en la tesitura floral, tengan ustedes en cuenta que la corona es ideal, pero que además, lo más probable, es que lleven un ramo. Ya ven. No son ustedes capaces de mantener con vida el ficus del salón (me incluyo) y el día de su boda van a ser una explosión de vegetación. Estas cosas que tienen las bodas...


Lo lógico sería pensar en que ambos elementos siguieran una misma línea, sean conscientes que con toda esa flor, el vestido pasará a un segundo plano, al menos en el momento entrada/pasillo/lágrima. Miren ustedes rápido las fotos que les enseño hoy (todas de bodas americanas, of course) y díganme cómo eran los vestidos. Ni idea. Yo también he tenido que volver a mirar. 


Pónganse ustedes lo que les salga del invernadero, faltaría más, pero visualicen el conjunto primero. Más vale una reflexión a tiempo que un arrepentimiento tardío.