Redireccionando...

martes, 26 de mayo de 2015

Casarse y recasarse

No creo que a estas alturas de la película se me asombre ninguna de ustedes si afirmo con rotundidad  que una puede casarse las veces que le venga en gana; y no lo digo sólo porque pueda aparecérseles un príncipe que mute en rana y no al revés... Sino porque cada vez son más las novias que optan por celebrar su enlace en dos capítulos: capítulo I: Ceremonia civil con familia e íntimos y capitulo II: Fiesta para amigos, conocidos, vecinos y todo chichopata viviente.

Cásense ustedes todo lo que quieran, háganme el favor, pero vístanse dignamente.


El caso es que para aquellas novias que repiten contrato y para esas otras que fasciculizan sus enlaces, no parece demasiado apropiado aparecer en el juzgado de turno ataviadas con velo, cola, chantilly y media docena de pajes coronados de flores. Va a ser que no. Usted dando el sí quiero y a su lado un colega pidiendo un volante de empadronamiento. Hombre, pues no. 

Parece que el mudo del diseño nupcial a gran escala se ha olvidado de ellas, o que las mira por encima del hombro... Vestirse de corto es ideal, chic y, además, está de lo más in. O sea.


Casarse enseñando pierna puede resultar bastante más elegante e impactante que lucir mantilla de una milla. Se pongan como se pongan. Es sólo que no es lo tradicional y eso de ir a contracorriente hay quien lo lleva muy malamente... Especialmente las madres. Los disgustos que se llevan las pobres en estas tesituras bodiles no tienen nombre... Ya hablamos del tema materno con aquello de los zapatos, se acuerdan?

Pero no se crean que ir de corto es un acierto seguro, de hecho, ir de corto es tan complicado, o más, que ir de largo...


La gracia del tema está en que no parezca que hemos acortado un vestido de novia de los de toda la vida. Reciclar está muy bien, muy ecológico y eso, pero no es momento... Esto deja en un lugar dudoso a las faldas de tul con volumen, a los encajes, a los palabra de honor y a los drapeados de gasa... No diremos que no a nada, que luego nos pillamos los dedos, pero deberán tener ustedes infinito cuidado si utilizan cualquiera de estos recursos nupciales.

No estoy segura de por qué, un alto porcentaje de las novias de corto que veo se me antojan Mad Men... Que los años 50 estuvieron bien, que no digo que no, pero disfrazarse en plan Grease para casarse, como que no termino de pillarlo. Me van a perdonar.


Elijan tejidos diferentes, cortes limpios y detalles que marquen distancia con todo aquello que recuerde a una novia tradicional. Si ya se casaron ustedes antes, dense el gustazo ahora de ponerse lo que les salga de la peineta, y si es su primera vez, hagan lo propio. Háganme el favor. Si han decidido ir de corto, háganlo con todas las consecuencias. Dejen boquiabierto al personal.

Chanel y Valentino siempre son dos buenas fuentes de inspiración para las novias minifalderas. Si están ustedes en tesitura bodil, no dejen de hacerse un google en clave de LWD (little white dress, parece mentira).


Aquí les dejo unas inspiraciones, o, más bien, unas demostraciones de que ir de corto y de blanco puede ser muchas cosas menos soso. Si servidora volviera a casarse lo tendría claro. No sé si eso les anima o todo lo contrario, pero es lo que hay.


Fotos vía Pinterest

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