Redireccionando...

viernes, 19 de diciembre de 2014

Regale un tocado

Me encanta mirar a la gente por la calle estos días pre-navideños... Todo el mundo corriendo como pollo sin cabeza a la caza del regalo perfecto... Qué le compro a mi cuñada? Qué talla tiene tu madre, cariño? Pero... Se puede cambiar si no le gusta? 

No dudo que todas queremos acertar con los regalos (bueno, vale, siempre hay alguno que va con mala idea...), pero hay algunos especialmente importantes, bien por la persona a la que se regala, o por el momento en que se regala. Tengo la sensación de que también, hay un momento perfecto y una persona perfecta para regalar un frasquito de Brumel. Fijo. Fijo que lo hay...


Pensando en todo esto, y mientras hacía mi lista de regalos, pensé en mis novias, y en cuánto les gustaría un regalo como éste que les propongo hoy.

Regalen un tocado a medida. No se van a equivocar. La experiencia de hacerlo a medida, de la atención exclusiva y personalizada... Y, por supuesto, el resultado espectacular.


Cómo funciona esto? Sencillo. Ustedes me cuentan en un mail para quién es el tocado y cuál es el presupuesto y hacemos un paquete regalo personalizado con la frase que más les apetezca. La homenajeada contará con un vale por el importe deseado para adquirir un tocado Sophie et voilà!

La presentación del vale es un sobre ideal con un tarjetón como los que les muestro. Si no vive usted en Bilbao y no le viene bien venir a recogerlo, no se preocupe, lo enviamos al Polo Norte o a donde usted nos pida.

Para la elección del tocado, puede concertarse una cita en el atelier o puede elegirse uno de la shop online que próximamente inauguraremos. 



Para encargar un regalo perfecto o si tienen dudas, preguntas, ideas o cualquier otro tipo de drama:

info@sophieetvoila.com


miércoles, 3 de diciembre de 2014

A ver si revientan

Ayer me quedé pensando. De verdad que las novias de Divinity me han calado hondo... No será que en el fondo todas llevamos una Barbie barroca en nuestro interior? Una choni con sobredosis de brillismos deseando emerger...? Una Liz Taylor a punto de eclosionar? Pero tenemos que mantenerla calladita, no vaya a ser que la líe...

Tenía guardadas estas fotografías desde hace mucho tiempo. Simplemente, me alucinan... Y ayer las recordé cuando ponía verdes a las novias yankis con mono de diamante. Decía que lo del brillo sin sentido es un horror... Y, sin embargo, vean... Aquí estoy suspirando por las piedras más absurdas del mundo. A veces tengo largas discusiones conmigo misma porque no me entiendo...


Me pregunto po qué todo lo que nos gusta está mal visto o se considera ridículo. Por qué cada una no se pone de buena mañana lo que le sale de la punta del moño en lugar de sopesar los comentarios jocosos de los compañeros acerca del modelito de turno. Claro, que como trabajan ustedes con Anna Wintour y Suzy Menkes, es como para que realmente les importe...

Ese chiste sobre una falda rosa o sobre unos zapatos amarillos que viene patrocinado por un colega con traje marrón y camisa color vainilla. Claro. Es normal que les afecte...


Nos mata de vergüenza ese comentario que hace de refilón esa compañera que se planta mañana tras mañana un pantalón de traje oscuro y una camisa... Seguro que no son ustedes capaces de acordarse de qué color era su camisa. Una gurú de la moda en toda regla. Sí señoras. Esa mujer que lo único que tiene es envidia es la que les está prohibiendo ponerse lo que realmente les gusta.

Ahora no me vengan con lo que es correcto, porque si lo correcto es ir todas iguales, que pare el mundo porque me bajo. 


Vale que al principio será difícil, y habrá que vencer el pudor, hacer oídos sordos de los chistes malos y matar de envidia a media docena de arpías. Pero les garantizo que valdrá la pena... No hay mayor recompensa que encantarse delante del espejo, si eso es vanidad, quiero un saco bien grande de ella por Navidad.

Qué miedo tienen? A que les quiten puntos del carnet de estilo oficinero? A mí me gustan los brillos, a las 8am, y qué? Hoy me he plantado unos shorts de Chanel tamaño micro con katiuskas, y, saben qué? Me veo divina. Mañana pendientes XL con vaqueros. Hale. A ver si revienta alguna!


No me digan que no hay algo que les encanta y no se atreven a ponerse... No saben muy bien por qué...

martes, 2 de diciembre de 2014

Terrorismo nupcial

Domingo tarde. Llueve, hace un frío del carajo y yo tengo un sofá, una manta y el mando de la tele. Se le puede pedir más a la vida? Pues sí. Un paquete de kleenex, porque lo que les voy a contar ahora es para llorar un rato largo.

En un alarde de aventura, me arriesgo con todo, y voy más allá del canal 8 con el mando. Siempre he sido un poco temeraria, ya ven. Que me gusta vivir al límite...

Después de un paseo por las locales que no se ven ni un pimiento y por los dibujos animados más feos del planeta, llego a un canal de esos que llaman femeninos. No es que tuviera intención de parar mi búsqueda allí, pero no tuve más remedio. Un flash cegador me hizo perder la visión momentáneamente, pasé miedo, volvía a mirar... Y, sí, aquello que me hipnotizaba desde la pantalla era un vestido de novia.


Muerta. Nunca había visto tanto brillo (chungo-plasticoso) junto. Una especie de pabellón industrial que albergaba un outlet de vestidos de novia en versión Gran Hermano. Un todo a 100 nupcial y yanqui. El beluga de la ordinariez. Despliego todos mis sentidos y me mantengo alerta...

En la fachada colgaba un cartel rosa muy inspirador en el que se leía "Bridepower". Leerlo y venir a mi mente la imagen de dos novias rubias con aire de vikingas viviendo un momento pressing catch, fue todo uno. Aquello prometía. Cojo postura y abro mi libreta mental para apuntar. Oigan, una nunca sabe cuándo le va a llegar la inspiración...

Cientos de vestidos palabra de honor en bolsas de plástico y decenas de novias rebuscando con la ayuda de media docena de familiares con sobrepeso. Venga va, en serio?


Si algún insensato hubiera intentado cambiar de canal en ese momento, habría sufrido peores consecuencias que el novio de alguna de aquellas bárbaras después de la noche de bodas. Palabra. Aquel programa estaba sacando lo peor de mí...

No era tanto el formato del programa lo que me tenía pegada a la pantalla, sino los brillos centelleantes que emitían aquellos vestidos. Pero, alma de cántaro, en serio quieres casarte con eso?


A ver, aquí, la que escribe, tiene alma de urraca de toda la vida: es ver un brillo y subirme la tensión, pero aquello era una especie de sobredosis de una droga muy malamente adulterada. Trozos de plástico tamaño moneda de dos euros adornando una cadera de satén de poliéster bien drapeadita. 

Una lágrima asoma por el rabillo del ojo. Sé fuerte. Por fin lo entendía, aquello no era una novia, era una terrorista que pretendía arder a lo bonzo en la puerta de la iglesia. Todo cobraba sentido así... Sólo así...


Señoras, brillos sí, pero no de ésos. Por favor se lo pido. Si lo que pretenden ustedes es casarse y no activar una alarma antiterrorista, es mejor un vestido de pedrería que un aplique mal puesto.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Ya tengo uno

Parece mentira, tanta emancipación de la mujer, tanta liberación, tanta igualdad, tanta independencia... y resulta que seguimos esperando a que el señor azul aparezca montado al galope en un corcel blanco, baje de su montura, hinque la rodilla y nos ofrezca medio kilo de diamante. Efectivamente. Un sinsentido en toda regla. Pero, a que mola?

Ir a la joyería y elegir pedrolo en soledad (aunque es el sueño de muchas) no tendría la misma gracia. Eso es así.

El caso es que muchas de nosotras ya hemos pasado ese momento apertura de cajita y brillo cegador... Así que ya hemos cubierto el cupo de brillantismos forever and ever. Ya tienen ustedes uno. Hale. Se siente.


El caso es que cuando me quedé embarazada y tuve la primera náusea, pensé, ya he tenido una. Es suficiente. Cuando tuve la primera contracción me vino la misma reflexión a la cabeza: una, ya vale. Cuando me tiraron por primera vez los puntos, no se lo van a creer, pero pensé exactamente lo mismo: una y no más. La primera noche sin dormir, la primera pataleta en plena calle... Qué cosas, verdad?

Sorprendentemente siempre hubo una segunda, una tercera, una cuarta... Pero joyerío en mi dedo, sólo uno...
  

Algo hay que no estamos haciendo bien. No pretendo insinuar que por cada drama que sí se ha repetido, haya que anillarse... Puede utilizarse ese carbono tan atractivo para celebraciones más allá de promesas y nacimientos... Un porque sí, un porque te quiero, un porque estoy orgulloso de ti, un porque te apoyo... 

Si es usted ese tipo de mujer a la que se le van los ojos a la piedra gorda del escaparate de la joyería, dígalo. Que ni es pecado, ni cobran por decirlo en alto.

El problema de todo esto es la parte ñoña: comprarse una misma estas cosas no tiene gracia ninguna. Lo que mola es que se lo regalen a una. A poder ser, que se le ocurra al regalador solito y no tener que convencer a quien corresponda de efectuar la inversión. Y que acierten, claro. Que esa es otra.


Si ha sido usted buena este año, si se ha portado usted bien, pida. Le garantizo que no hay ninguna ley en la que se imponga un racionamiento de diamantes por mujer.