Redireccionando...

viernes, 14 de marzo de 2014

El minimalismo ha muerto. Ole, ole y ole.

Es que no puedo estar más contenta. Lo lamento profundamente por Calvin Klein y Jil Sander, en serio, pero estoy absolutamente rechiflada con la idea de que si me pongo juntos todos los brillos del armario de Rafaella Carrá y Rappel juntos, nadie me mirará raro, sino que pensarán que soy lo más fashion del lugar.

Sé que en posts anteriores me he declarado anti-brillismos, pero, entiéndanme, me refería al destello sin sentido, al aplique de plástico porque sí... Esto es otra cosita.

Parece que, al fin y al cabo, siempre he tenido un punto de cuervo. Qué le vamos a hacer...


A lo que iba, que estaba yo celebrando la caída del imperio mínimal cuando encontré algunas de estas fotografías. Clímax absoluto. Ojos en blanco y pelos como escarpias. Alguien ahí arriba estaba recompensándome por tantos años de blanco y negro.

Después de indagar un ratito, no mucho, no se crean, descubrí que todo este blig-bling multicolor es obra de una marca que desconocía: Shourouk. De cabeza a la tienda online con la tarjeta en los dientes para no perder ni un minuto. Que tiemble el espíritu de Elisabeth Taylor!!!!


Estaba ya maquinando en mi cabeza los doscientos cincuenta y tres looks diferentes con el que iba a ser mi deslumbrante maxi collar, cuando vi el precio. No, hombre, no. Eso será en yenes o en dracmas, pero no podían ser euros... Pero sí. Eran euros. 

Una lágrima asomaba debajo de la raya del ojo. Esto debe ser eso de una de cal y otra de arena...


Un drama es esto, señoras, y no los novelones de la Siete. Un ascenso a los cielos con una caída tan rápida como dolorosa. Y es que no sólo había collares, había brazaletes, sortijas, pendientes y hasta bolsos!! No estoy segura del todo, pero creo que aquellos números llenos de ceros hacían que me gustaran todavía más. Seré idiota...


El caso es que empecé a ver aquellos carísimos objetos de deseo everywhere. Semanas de la moda, egoblogs (siempre me ha hecho mucha gracia este palabro)... Pero lo más doloroso fue verlos en la tienda de los chinos. 

Aún estoy sopesando la idea de hacerme con uno, pero sería menos humillante si al menos los hubiera imitado Don Amancio y no tuviera que comprarlos junto al gato dorado que balancea la patita...

Imágenes vía Pinterest

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