Redireccionando...

martes, 6 de mayo de 2014

Otra necesidad

Aprovecho a escribir este post entre rayos de sol y temperatura por encima de los 20 grados, así que no dispongo de demasiado tiempo. Ya saben ustedes que por aquí en el norte esta divina situación no es demasiado habitual...

Hoy he desempolvado mi panamá. Con el color verduzco que luce mi piel a estas alturas de la película, aún no tengo coraje para plantármelo y pasear, pero debo confesar que si me dan dos días más de solete, me lo encajo y soy capaz de dormir con él puesto hasta septiembre.


Me declaro fan loca de estos sombreretes tan masculinos. Y la combinación con las rayas marineras ya me arrebata del todo, qué le voy a hacer... Y es que un panamá nos saca de apuros de estilo de forma fácil y terriblemente chic.

Que no sabe usted qué ponerse un día de primavera que hace sol de justicia y aún chirrían los vestidos de verano? Pitillo vaquero, camisa blanca remangadita, parisinas... Y un panamá. Lo reconozco, innovador, lo que se dice innovador, no es que sea el outfit, pero no me dirán que no es la pera pirulera.


Que se va usted de puente a Capri, Marsella, Punta del Este o Torremolinos? Apunte: lino en blusas, blusones o pantalones... pero con panamá.

Será un básico, pero reconozcan ustedes que tampoco es lo que más se vea por la Gran Vía...

A pesar de lo que pueda parecer a ojos no iniciados, hay miles de formas para elegir. Si es su primer sombrero de este estilo, mejor de ala corta y copa no demasiado alta. 


Si hasta una de las gemelas Olsen (me van a perdonar, una procura estar al día del cotilleo internacional, pero no tengo ni idea de cuál de las dos es...) está favorecida; cuando normalmente parece que acaban de salir de un lavadero de coches... pero sin coche...

Piensen que el panamá tapa esa parte de la melena que el domingo nos da pereza alisar, cubre la cara y por consecuencia las ojerillas, y combinado con gafas de sol, es de lo más sofisticado que pueden ustedes lucir un domingo cualquiera!


No me digan que no acabo de crearles otra necesidad de esas que luego hacen que me odien... Como aquellos zapatos maravillosos, se acuerdan?

Háganme caso, inviertan en un panamá, pero háganlo bien. Un panamá no cuesta 20 euros ni se vende en tiendas low cost, porque, como les digo otras veces, lo sencillo, para que sea chic, debe ser bueno. 

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