Redireccionando...

miércoles, 27 de marzo de 2013

No sé yo (parte II)

Siguiendo con lo de ayer... Combinar una camisa de tipo tartán con una falda de novia me parece ecléctico, arriesgado, terriblemente vintage... Pero como que no me cuadra para dar el sí quiero...

Cuando las novias compran revistas de novias, quieren ver novias. Sí. Aunque parezca increíble. Inexplicable. Misterios de la naturaleza. Es así.


Lo mismo que alguien que está buscando el vestido para su gran día no espera ver cientos de vestidos con escote palabra de honor (y es que ya vale... que parece que no hay más escotes!), tampoco espera ver a un cruce del leñador de Caperucita y Barbie hada del bosque.


Y es que la grandísima mayoría de las novias no tiene una finca con caballos, de hecho, ni siquiera monta, ni viven en el antiguo oeste... Así que realizar tantos reportajes como este no resulta demasiado comercial...


Ya salió la palabra: comercial. Y es que, que no se nos olvide, las revistas para novias viven de las marcas que se publicitan en ellas y que, oh maravilla!, lo que quieren es vender muchos vestidos. Y claro, si te cascan un mantel de sidrería como complemento a la falda de muselina y gran lazada... No sé yo si se consigue el objetivo.


Así que, señores de las publicaciones para novias, les pedimos encarecidamente que dejen de disfrazar a las novias, alabamos las fotografías maravillosas que nos ofrecen y la valentía de sus estilistas, pero propóngannos cosas que sí compraríamos. 

Muchas gracias.

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