Redireccionando...

jueves, 24 de abril de 2014

Por qué mi abuela no usa internet

Mi pobre abuela. La mujer no se aclara con tanto feisbu y tanta página güé. Y es que desde hace algún tiempo ni siquiera puede ver un programa de tv sin que aparezca un hashtag en una esquina o sin que le inviten a participar en alguna votación vía Twitter

Intenten explicar a sus abuelas de ustedes lo que es un trending topic, cómo y por qué usar Instagram, o lo que mola hacerse selfies en el probador de Zara. Les adelanto que les van a mirar como las vacas al tren y probablemente piensen que se han vuelto ustedes majaras. Y no les falta razón.


Recuerdo claramente la cara de mi abuela cuando, con unos 8 años le enseñé los zapatos que me había comprado para ir al colegio. Aquellas de ustedes que lean esto y hayan ido a colegio de uniforme, sabrán cómo de importante era la elección de los zapatos. Eso y el lazo del pelo era lo único en lo que una podía ser algo creativa.

A lo que iba, que me pierdo. Mis zapatos eran unos Martinelli de cordones de color negro. Brillaban y no tenían ni media muesca. Tenían pinta de ampolla asegurada, pero me daba igual, eran preciosos. Pero mi abuela no pensó lo mismo.


Es más, le pareció una aberración que llevara zapatos de caballero. No le parecieron elegantes, ni mucho menos femeninos. Me hundió en la miseria más absoluta. Dicho esto, se imaginan a mi abuela navegando por la red y fichando looks en Polyvore? Añadiendo pins a sus tableros de Pinterest? Clara y evidentemente, no.

Les cuento por qué. Sobre todo porque a la primera desgarramantas que viera con una falda vaquera hecha jirones, a la mujer la tendríamos que llevar de paseo en ambulancia. Y en el momento en que se diera cuenta de que lo que la colega lleva encima de eso que ella no usaría ni para empapar un escape de agua, es un chándal, la perdemos. Fijo.


No pretendo que vistan ustedes como sus abuelas, ni siquiera que vistan como a ellas les gustaría. Pero lo que sí les pido es que hagan de la moda algo real, algo lógico, algo bonito. Por mucho que cambien las modas y pasen los años, una falda rota, siempre será una falda rota, y un chándal siempre será un chándal. Y como sigamos por este camino, nos vamos a cargar a todas las abuelas del planeta antes de la próxima temporada otoño-invierno.

Todavía hoy me cuesta un dolor ocular severo ver a mujeres estilosas con zapatos de caballero. Por mucho Oxford que me quieran calzar, mi abuela tenía razón.


No seré yo quien haga ascos a un roto colocado estratégicamente, que una tiene un punto fashionista a pesar del árbol genealógico, pero de ahí a parecer que nos ha arrollado un camión cisterna siete veces seguidas para adelante y para atrás, hay un largo camino.

Abuela, tenías razón. Los Martinelli no eran bonitos, pero es que al colegio no me dejaban llevar tacones.

Imágenes vía Pinterest

2 comentarios:

  1. De acuerdo en todo menos en que los zapatos masculinos no casan con mujeres estilosas. Y no es que me considere una de ellas, pero algo de estilo tengo, y algo de buen gusto y criterio, también; y aquí a una servidora le encanta vestir con zapatos masculinos, me parecen cuanto menos, elegantes, clásicos, femeninos si sabes combinarlos correctamente y un complemento que nunca pasa de moda. A mi me encantan, y tengo casi más zapatos planos masculinos que femeninos, castellanos, monkstrap, oxford.... para mi son una apuesta segura.

    Te sigo bastante y me gusta tu forma de pensar! Mucho ánimo con tus posts!!!

    Besines!

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  2. Estoy de acuerdo con tu abuela, pero creo que era un signo de rebeldia en tu interior..........

    un saludito

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