Redireccionando...

martes, 25 de febrero de 2014

Sí bwana

Por supuesto que sí... Faltaría más... Lo que usted diga... Cuando Valentino manda, yo me callo, asiento y cumplo la orden encantada de la vida. Y esta vez no iba a ser menos.

Y no es por que sea una fan abnegada, es porque todo lo que firma la V es puro lujo, exquisitez y buen gusto, a pesar de que el naranja tropical de la tez del colega que da nombre al imperio sugiera lo contrario...


Hace un par de años que vimos por primera vez tachuelas adornando los complementos de la firma. Shock absoluto. Valentino se había vendido a las modas y al fashionismo comercial. Horror. Esto ya no es lo que era... 

Nada más lejos. El señor de los vestidos rojos nos ha pegado un sopapo de experiencia y sabiduría. Adaptó las tachas a su estilo y triunfó.


Los hizo rojos y todas las bloggeras con posibles del mundo-mundial se los compraron y los combinaron con vaqueros del siglo pasado y vasos de papel del Starbucks (no entiendo la moda de la foto sin cabeza pero con café... En fin... ). Para gustos, los colores, pero está claro que fueran un éxito.


Subió y bajó los tacones a tres alturas diferentes, plano de paseo, medio de diario y alto solo indicado para invitadas de front row. Los hizo de leopardo, en tonos nude y hasta de camuflaje. Y los vendió todos. No había mujer del faranduleo fashionista que no los tuviera (o no los deseara).


El señor del barco del kilómetro de eslora los hizo en versión light, en colores cámel y marfil, en bailarina, en sandalia y hasta en chancleta, y siguió vendiéndolos... Y cada vez nos gustaban más. Los compraban las madres, las hijas, las novias, las rockeras y las ladies.


Y ahora Valentino dice que tienen que ser amarillo flúor. Y yo aplaudo hasta que se me caigan las manos. Porque me parece que ya vale de zapatos nude, de sandalias negras, y de hormas que podrían ser de esta temporada o de hace 25. Por eso y porque me encanta el amarillo. Porque da vida, se combina fácilmente y porque es nuevo. 

 

A sus órdenes mi amo. 

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