Redireccionando...

lunes, 6 de octubre de 2014

De abogada a diva

Señoras, voto por la canonización de esta mujer. Lo mismo me pongo a recoger firmas. No estoy segura de cuántos milagros hacen falta para el nombramiento, no estoy muy puesta en estos temas, pero la muchacha en cuestión ya ha obrado dos: casarse con mi George y ponernos de acuerdo a todas las mujeres (en odiarla, claro).

Eso sí, alguien debería darle a elegir entre su marido y su vestidor, porque tener las dos cosas a la vez tiene que ser ilegal. Eso seguro.


Es que esta mujer es espectacular. Es como la novia de Aladdin, pero con carrera y vestida de marca. Alta, espigada, inteligente y millonaria. Hay quien insinúa que es todo un montaje... Estoy segura de que sí: esas piernas son humanamente imposibles. 

La envidia va subiéndome por el tobillo...


Ahora bien, tengo que decir que a algunos de los modelazos del fin de semana en Venecia les pongo pegas. Ya saben. Del tobillo ya llega hasta la rodilla...

El vestido rojo de la despedida de soltera no es que me remate, pero admito que el Valli blanco con flores con el que salió a saludar a la prensa me tiene loca perdida. Fíjense que casi no me doy cuenta de que mi George también aparecía en la foto...


Me gusta el tejido, los apliques, las mangas, la silueta tulipán... Pero hay algo que me chirría en el conjunto... Creo que es ella. Ese vestido es para alguien con más curvas. Amén de que si levanta un brazo para colocarse la melena nos enseña hasta el misterio.

Con lo delgadísima que está la muchacha, tengo la sensación de que la cintura le hace ancha... Será que de la rodilla ya me ha llegado al ombligo?


La pamela blanca al más puro estilo Hollywood de los años 50 es para levantarse y hacerle reverencias. Nunca menos fue tanto! Claramente, lo que sobra en esta foto es Clooney. Lo admito, la envidia ya me llega hasta las orejas...

Por último, me van ustedes a permitir la licencia de abstenerme de comentar el vestido de novia. Con lo bien que íbamos hasta aquí, Amal de mi corazón... Menudo lío te hiciste, reina. 

 

Ahí les dejo una opinión y un saco de envidia cochina. Ustedes sabrán qué hacer con ello...

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