jueves, 7 de mayo de 2015

METiemblan las piernas

Este año el tema iba de China. Muy bien. Fácil. No me digan. Unos dragones, seda con algo de lamé y listo. Inspiración en el arroz tres delicias y en un gato que balancea la patita para la que quiera innovar y todo resuelto. Pues no. Se ve que tanta simpleza no convence al celebriteo internacional. 

En eso mismo estaba pensando Beyonce cuando decidió interpretar una cultura milenaria que encuentra la belleza de las mujeres en el diminuto tamaño de sus pies y el erotismo más puro en la nuca de éstas, en esto que ven. Claro que sí. Ni China ni gaitas. Yo he venido a hablar de mi libro. 

Quiero entender que se basó en la suprema espiritualidad del pensamiento oriental y eso. Que enseñó hasta el espíritu.

 

El caso es que algún dato hay que me he perdido porque la Kardashian se inspiró en lo mismito que la estrella del pop y, por qué no, le añadió plumas. Quién da más? Seguro que esto viene de algún libro de Confucio que se han prestado la una a la otra. Como si lo viera. 

Me está faltando Jennifer López...


Las hubo inspiradoras pero más comedidas. La chiquita del vestido color guinda con cola me mola. No es que me arrebate especialmente, pero podría servir como inspiración a aquellas de ustedes que estén pensando en copiar outfit



La Chung en su línea, iba con prisa y he encontrado esto en el armario. Le saco el bajo a este vestidito y listo.

Versiones para todos los públicos. A Chloe Sevigny le atracaron camino al baile como puede verse en la foto, amén de que la peinaron para protagonizar Orgullo y Prejuicio. Vaya lío. 

Emily Blunt, un sin más muy correcto que no pasará a la historia.


Si hay algo que este año ha triunfado especialmente es el tema de los tocados (me van a permitir que bata palmas hasta con las orejas), así que entiendo que con esta muestra queda derogada esa ley no escrita que impide llevar aderezos capilares por la tarde/noche. Entendido? Ahora lo más de lo más es cascarse una tiara estilo barroco flamígero.


Se cuentan por decenas las invitadas que se vinieron arriba y se lo pusieron todo: encaje, pedrería, adamascado, brocado, floripondio, broche, pendiente, collar, tocado y hasta marido. Puf. Difícil. Pero tiene su gracia. Outfits claramente inspirados en los bazares chinos (también conocidos como todo a 1 euro)

Lo que me tiene totalmente abducida es lo de SJP. Philip Treacy ha vuelto a obrar su magia y ella se ha dejado. Eso es confianza ciega y lo demás son tonterías. Que me imagino yo sacarle a una clienta eso de una sombrerera para que se lo ponga y ya puedo estar llamando a la UVI móvil con la otra mano porque me va a estar haciendo falta un desfibrilador de la misma.


Eliminen de su campo de visión a la virgen de retablo italiano y a las pastelosas del centro. Muero de amor por ese tocado... Y para rematar, resulta que el vestido es de H&M. Ja! Mentira cochina. Tengo una amiga que se hace las colas de quinceañeras cuando sacan colección los superdiseñadores y, si ella no lo ha visto, es que no existe.

Tengo que decir que me recuerda un poco a las lámparas de restaurante chino de menú de 5,95... Pero es por ponerle una pega. 


Será que me pierde la exageración, pero es que estoy un pelín aburrida de la sobriedad y la elegancia. Que me apetece un poco de petardeo y espectáculo, claro que sí. Y por eso me pido a los Reyes el abrigo de Rihanna. Chopecientos metros de cola y piel amarilla. Soy muy fan de esta mujer. Si los Reyes ven que traer el abrigo está complicado, pueden traerme los zapatos. No se lo tendré en cuenta.

Lady Gaga me tiene ultimamente bastante sorprendida... No puedo afirmar públicamente que me encantó el look porque es posible que perdiera un elevado tanto por ciento de credibilidad, pero hay algo en el megamix que se cascó la colega entre Mulan y la Estatua de la Libertad, tiene un punto que me gusta. Bastante.


Para terminar la retahila. Dos derrapes fasionistas que no tienen ni perdón ni explicación. Sienna Miller vestida de botella de Tío Pepe y Katy Perry enfundada en una valla publicitaria. Estoy buscando el por qué de ambas, pero sin éxito.



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