Redireccionando...

jueves, 5 de junio de 2014

De largo, sin volantes ni peineta

Si hay algo que se le puede reprochar a Mozah de Qatar es que, en ocasiones, se aprieta un poco demasiado, pero, por lo demás, es una lección viviente de clase y buen gusto. Tapada hasta los pies, con manga larga y un turbante, podría decirse que resultar femenina es una misión imposible, pues bien, nada más lejos del armario de la jequesa.

Jugar con modistos de la talla de Giambatista Valli, Valentino, Dior, Chanel y demás cuadrilla, da un poco de ventaja, lo admito. Pero, si miran ustedes bien, no hay nada que no pueda inspirar a una madrina que quiera ir de largo.


Hoy emprendo una nueva cruzada en mi guerra personal en defensa de las bodas chic. Ni volantes ni peineta. A la horca con los plisados de organza, las mangas de encaje, los micro-volantes, las toreritas de mikado y los chales de gasa con ese gesto horribilus de las manos cruzadas a la altura del pecho para sostenerlo a la altura de los codos. Sudores fríos... Si se le casa a usted un hijo o una hija, celébrelo, no se disfrace. 

Ahórrese la tortura de probarse los vestidos de gasa color verde agua con cuerpo drapeado y pedrería en la cadera. Si la modelo de la foto mide 2,5 metros, tiene una talla 34 y parece una vieja revieja, imagínense lo que podemos parecer ustedes y yo...


Si su ideal de outfit de madre de contrayente es Carmen Romero, deje de leer este post de inmediato. Puede provocarle daños irreparables en la parte pereza de muerte de su cerebro y lo mismo se viene arriba y comienza a ver a la filipina del Hola! un tanto rancia... Irreversible, se lo advierto.

No tiene 20 años ni una talla 36, no lleva escotes de infarto ni espaldas de vértigo y, sin embargo, consigue ser el centro de todas las miradas allá donde va. Tiene unas caderas al más puro estilo Kardashian y una altura de lo menos discreta. El 99% de las mujeres verían en todo eso un problema mientras ella le saca chispas. 


Es la versión madura de Maxima de Holanda, la versión sofisticada. Si hace un par de meses les comunicaba mi intención de cambiar de reina, hoy les confieso que me planteo firmemente la opción de llevar turbante si así consigo ser la mitad de chic que esta mujer. Amén de que me evitaría el drama de la plancha mañanera...


Pues eso. La pera pirulera. Sin más. 

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